Home sweet home. Tras recorrer durante más de una semana la geografía española desde el sábado pasado ya estoy de vuelta a casa.
Ha estado bien el cambiar de aires, pensar en otras cosas. Me siento casi como nuevo. Vitoria estuvo bien, como siempre (aunque, en esta ocasión, no hubo ni Zazpi ni Longo –Mik, te sigo debiendo una cena-). Y Madrid me sorprendió agradablemente. Me la esperaba mucho peor, no sé bien bien porque. El caso es que ha valido la pena ir. Además, Mik y yo nos hemos dado cuenta que somos poco menos que unas hachas. Y es que eso de visitar la capital del reino sin mapa, sin guía y sin nada sólo se nos podía ocurrir a nosotros… a la postre, no sé como pero hemos acabado viendo en dos tardes y media todo lo emblemático. Nos lo llegamos a proponer y a currar con guía y toda la pesca y no dejamos nada para los demás…
Además entramos en varias tiendas de cómics que también vendían las más variopintas figuras. Porque no estoy forrado de pasta que sino me llevaba media tienda de esas. Bueno, y también vimos una tienda de música que tenía una pinta acojonante. En un rincón del escaparate tenían una cantidad inimaginable de vinilos, singles, videos y demás discos de coleccionistas de… Bruce Springsteen. Me puse a babear delante del cristal e hice lo imposible para no entrar ya que llego a pasar la puerta de entrada y mi ya de por si maltrecha economía hubiese tardado años en salir de números rojos. Eso sí, un día volveré… ¡y arrasaré!
Y bueno, desde que he vuelto, pues lo cierto es que poco que contar. Estoy en plan vago total… lo dejaremos en que estoy guardando fuerzas para la copa del rey de básquet (¡sólo faltan dos días!). Me da palo hasta escribir en el blog sea por vagancia sea por crisis de ideas sea por lo que sea… A ver si me espabilo que antes de ir a Zaragoza hay más de una cosa (y de dos) que debería hacer.
Pero no todo es aburrimiento y es que domingo pasado fui al cine a ver todo un peliculón como es Million Dollar Baby. Eastwood es un monstruo y además esta en estado de gracia porque enlazar dos grandes pelis como son Mystic River y la citada Million Dollar Baby como que no lo hace cualquiera. Me gusto todo y mucho. Los actores magníficos todos ellos. Los juegos de luz y sombra utilizados por el maestro Clint fantásticos. Y la historia es genial, no es la típica película sobre boxeo que uno puede esperar (y hasta aquí puedo leer…). Tengo ganas de volver a ver antiguas películas dirigidas por Clint Eastwood que hace tiempo que no veo… Sin Perdón, Bird, El Jinete Pálido, En La Línea de Fuego… etc etc… Y es que este tío es de los grandes.


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